Tras dos meses críticos en ventas por el calor, recurre a saldos en plena temporada para hacer caja
Pasaron ya dos meses desde que, a finales de agosto, se despegaron los últimos carteles de rebajas, y las principales calles comerciales de Galicia vuelven a estar forradas con vinilos con descuentos de mitad de temporada. Son los llamados de mid season, una suerte de rebajas anticipadas que ya salen estas alturas con ofertas de entre el 30 y el 50 %, y que son la antesala del black friday, el viernes más comercial, ya inminente, el próximo día 24.
«No queda más remedio, si no cuelgas el cartel, no vendes», asegura un pequeño empresario del textil gallego que opera con tiendas propias y franquicias.
Dice que resistirse a bajar beneficios es ya imposible, porque los negocios necesitan hacer caja, y sin descuentos no hay ventas. «El producto no ha salido por culpa de unas temperaturas inusuales. No estamos hablando de abrigos, ni de ropa de lluvia, es que no ha salido ni lo de entretiempo, nada de punto, ni calzado... Y ahora que empieza a haber demanda, si tu vecino coloca un cartel de descuentos y tu no, no tienes nada que hacer», asegura este pequeño empresario.
El sector gallego del textil-moda hablan de un otoño negro, en el que el extraordinario buen tiempo ha desplomado las ventas. Y eso que los datos de ventas del comercio gallego son buenos. Acumula más de 30 meses consecutivos de ventas, con unos resultados superiores a la media nacional.
Entre «seasons» y «fridays»
Pero al margen de la climatología, la tendencia del consumidor se ha instalado en las rebajas permanentes, y el fenómeno no parece que tenga marcha atrás, a pesar de las quejas de la industria de la moda.
«No se puede estar comprando continuamente con promoción si queremos tener un comercio de calidad, con un producto de calidad, con un personal cualificado y locales comerciales cuidados», advierte el presidente la Asociación de Comercio Textil (Acotex), Eduardo Zamácola.
El portavoz de la patronal asegura además que las marcas tienen que adaptarse a las necesidades que tienen los clientes en cada momento. «No tiene mucho sentido que en el mes de agosto o septiembre estemos vendiendo abrigos, por lo que tendremos que hacer colecciones que tengan un ciclo de vida más corto, y que ese ciclo de vida se adecúe a las necesidades del cliente que están relacionadas con la climatología».
Ese es otro debate abierto, que la industria del textil está empezando a afrontar. «Llevamos ya bastantes otoños en los que el buen tiempo se prolonga hasta octubre. Y la tendencia es que cada vez las colecciones se hagan de tejidos más ligeros. Al margen de lo que es producto de abrigo, En realidad, básicamente lo que cambian son los colores», explica Alberto Rocha, secretario general de la patronal gallega del textil-moda, Cointega.
Producto perecedero
Y en medio de este debate está la tesis de quienes creen que, en lugar de hundir sus beneficios, el sector tiene derecho a pedir indemnizaciones. «Una colección que no se vende por culpa del tiempo tiene mucho que ver con una cosecha de tomates que se estropea con una tormenta de granizo. Si la ropa, las gafas de sol o los zapatos no se venden en temporada pierden más de la mitad de su valor y el empresario nunca llega a recuperar la inversión», opina una parte del sector textil.
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